El desarrollo de la metalurgia en la cultura mapuche, se remonta según los vestigios arqueológicos, al periodo Neoaraucano comprendido entre 1550 y 1750. Momento histórico particular expresado en más de dos siglos de resistencia y autonomía, alcanzado por el Parlamento de Negrete en 1726, "que consolidó una economía preagraria y premercantil, que permitió a los Mapuches, apropiarse no solo de los animales traídos por los Españoles, sino también de la capacidad de adoptar y reacondicionar a su servicio las técnicas e instrumentos y bienes del enemigo". (1)
La apropiación de las técnicas de fundición y laminación por percusión fría o caliente, según la pieza que lo ameritara, fue un oficio masculino retrafe (platero) que se intensificó durante los siglos XVIII y XIX por la introducción del comercio, estableciéndose un proceso de intercambio con la sociedad huinca por medio del conchavo (intercambio) y los pesos fuertes de plata, los que eran fundidos por los retrate para la confección del ajuar femenino, compuesto generalmente por: trarilonko (cintillo), lloven nitrowe (tocado femenino), chaway (zarcillos), traripel (ceñidor de cuello), tupu (alfiler de ropaje), katawe (alfiler de ropaje), kilkai (collar colgante), sükill (colgante pectoral), trapelakucha (colgante Pectoral), entre otras de más reciente uso como el prenteor (colgante pectoral de tres cadenas); así como además de las piezas ecuestres, de indudable influencia hispano morisca, tales como la ispuela (espuela), istipu (estribo), herrajes compuestos por riendas, cabezadas y el freno, denominadas witram plata, kafishatu y ketrel piriña
El dualismo ordenador de la visión cósmica de la cultura mapuche, incide también en la manifestación material de la platería, puesto que ahonda en dos universos distintos: la mujer, soporte del discurso simbólico mapuche, en donde se oculta y resiste la tradición ad mapu, a través de la cosmovisión suscrita tanto en las formas y contenidos dibujados en la platería; y lo masculino encarnado en los aperos de caballo que representan la sumisión de formas y contenidos huincas al linaje dominante mapuche.
La gran densidad simbólica de las joyas usadas por las mujeres mapuches, nos lleva a esbozar algunas interpretaciones en cuanto a sus formas y contenidos, en función de la cosmovisión, puesto que los colgantes pectorales, tanto los Sükill las trapelakucha y el prendedor de tres cadenas, aluden a la división del espacio vertical entre el mundo etéreo superior, wenu mapu, lugar donde residen las potencias benéficas de los espíritus auxiliares y los antepasados, y su articulación con la horizontalidad del mundo físico, mapu, lugar donde conviven los weküfe, espíritus malignos y los ngen, espíritus dueños de la naturaleza silvestre. Para ello, el retrafe ha utilizado una composición común para los colgantes pectorales, que varia en su terminación y que consiste en una placa superior, generalmente romboidal y excepcionalmente en forma de concha o de medio arco (trapelakucha y sükill), o en el caso del prendedor de tres cadenas, compuesto por una forma trapezoidal, pero readecuada a las figuras de las dos aves opuestas por el pico, cuya unión con la placa superior, desciende en placas rectangulares o cuadradas unidas por eslabones planos, que terminan en forma de cruz (trapelakucha), en forma trapezoidal (sükill y prendedor de tres cadenas) o formas elípticas (sükil).
La terminación del pectoral, tanto en cruz como en romboide, nos habla de la división cuatripartita del espacio, a la cual se le ha asignado aspectos positivos y negativos, propios de un "sistema interpretativo integral del universo, cuya base reside en la conjunción de los opuestos que forman parejas de oposiciones" (2), siendo el centro el lugar que ocupan los mapuches, cuya representación en los sukill, esta dada por medio de un volumen repujado ubicado en el centro, sobre la placa inferior; o por la combinación de este más un volumen con rasgos antropomorfos y en el caso de algunas trapelakucha. con el dibujo de un círculo con un punto en su interior.
La lectura en su conjunto de los colgantes pectorales, por medio de sus formas y contenidos (dibujos incisos, volúmenes repujados y figuras colgantes), nos hablan de la interrelación de los espíritus mapuches protectores y antepasados ubicados en el wenu mapu (cielo), con los mapuches ubicados en el plano del mapu (tierra), cuya representación de los antepasados esta dada por los pájaros contrapuestos del prendedor de tres cadenas, o por las relaciones existentes entre los espíritus protectores ngen (espíritus dueños de la naturaleza silvestre), con carácter fitomorfo, que descienden de las placas superiores de los sükill, hasta el centro de la placa elíptica donde habitan los mapuches, creándose así la representación del tránsito permanente entre el cielo y la tierra.
La apropiación de las técnicas de fundición y laminación por percusión fría o caliente, según la pieza que lo ameritara, fue un oficio masculino retrafe (platero) que se intensificó durante los siglos XVIII y XIX por la introducción del comercio, estableciéndose un proceso de intercambio con la sociedad huinca por medio del conchavo (intercambio) y los pesos fuertes de plata, los que eran fundidos por los retrate para la confección del ajuar femenino, compuesto generalmente por: trarilonko (cintillo), lloven nitrowe (tocado femenino), chaway (zarcillos), traripel (ceñidor de cuello), tupu (alfiler de ropaje), katawe (alfiler de ropaje), kilkai (collar colgante), sükill (colgante pectoral), trapelakucha (colgante Pectoral), entre otras de más reciente uso como el prenteor (colgante pectoral de tres cadenas); así como además de las piezas ecuestres, de indudable influencia hispano morisca, tales como la ispuela (espuela), istipu (estribo), herrajes compuestos por riendas, cabezadas y el freno, denominadas witram plata, kafishatu y ketrel piriña
El dualismo ordenador de la visión cósmica de la cultura mapuche, incide también en la manifestación material de la platería, puesto que ahonda en dos universos distintos: la mujer, soporte del discurso simbólico mapuche, en donde se oculta y resiste la tradición ad mapu, a través de la cosmovisión suscrita tanto en las formas y contenidos dibujados en la platería; y lo masculino encarnado en los aperos de caballo que representan la sumisión de formas y contenidos huincas al linaje dominante mapuche.
La gran densidad simbólica de las joyas usadas por las mujeres mapuches, nos lleva a esbozar algunas interpretaciones en cuanto a sus formas y contenidos, en función de la cosmovisión, puesto que los colgantes pectorales, tanto los Sükill las trapelakucha y el prendedor de tres cadenas, aluden a la división del espacio vertical entre el mundo etéreo superior, wenu mapu, lugar donde residen las potencias benéficas de los espíritus auxiliares y los antepasados, y su articulación con la horizontalidad del mundo físico, mapu, lugar donde conviven los weküfe, espíritus malignos y los ngen, espíritus dueños de la naturaleza silvestre. Para ello, el retrafe ha utilizado una composición común para los colgantes pectorales, que varia en su terminación y que consiste en una placa superior, generalmente romboidal y excepcionalmente en forma de concha o de medio arco (trapelakucha y sükill), o en el caso del prendedor de tres cadenas, compuesto por una forma trapezoidal, pero readecuada a las figuras de las dos aves opuestas por el pico, cuya unión con la placa superior, desciende en placas rectangulares o cuadradas unidas por eslabones planos, que terminan en forma de cruz (trapelakucha), en forma trapezoidal (sükill y prendedor de tres cadenas) o formas elípticas (sükil).
La terminación del pectoral, tanto en cruz como en romboide, nos habla de la división cuatripartita del espacio, a la cual se le ha asignado aspectos positivos y negativos, propios de un "sistema interpretativo integral del universo, cuya base reside en la conjunción de los opuestos que forman parejas de oposiciones" (2), siendo el centro el lugar que ocupan los mapuches, cuya representación en los sukill, esta dada por medio de un volumen repujado ubicado en el centro, sobre la placa inferior; o por la combinación de este más un volumen con rasgos antropomorfos y en el caso de algunas trapelakucha. con el dibujo de un círculo con un punto en su interior.
La lectura en su conjunto de los colgantes pectorales, por medio de sus formas y contenidos (dibujos incisos, volúmenes repujados y figuras colgantes), nos hablan de la interrelación de los espíritus mapuches protectores y antepasados ubicados en el wenu mapu (cielo), con los mapuches ubicados en el plano del mapu (tierra), cuya representación de los antepasados esta dada por los pájaros contrapuestos del prendedor de tres cadenas, o por las relaciones existentes entre los espíritus protectores ngen (espíritus dueños de la naturaleza silvestre), con carácter fitomorfo, que descienden de las placas superiores de los sükill, hasta el centro de la placa elíptica donde habitan los mapuches, creándose así la representación del tránsito permanente entre el cielo y la tierra.
Bibliografía :
Bengoa, José. "Historia del Pueblo Mapuche". Santiago-Chile. Ediciones Sur, 1985.
Dillehay, Tom. "Araucanía, presente pasado", Santiago-Chile, Editorial Andrés Bello, 1993.
Foerster, Rolf. "Introducción a la Religiosidad Mapuche". Colección Imágen de Chile, 2º edición, Santiago-Chile. Editorial universitaria. 1995.
Grebe, María Ester. "El Subsistema de los Ngen en la Religiosidad Mapuche.", Revista de Antropología. Santiago-Chile, s.f.
Montecino, Sonia. "Sol Viejo, Sol Vieja." Santiago-Chile, Editorial Universidad de Chile - Facultad de Ciencias Sociales. 1996.
Morris von Bennewits, Raúl, " Los Plateros de la Frontera y la Platería Araucana", 1º edición, Temuco-Chile. Ediciones universidad de la Frontera. 1997.
Carla Miranda Vasconcello
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